domingo, 8 de noviembre de 2015

¡Ha vuelto la universalidad! Reflexiones sobre el Foro Social Mundial, por Gabriel Ortiz


Por Gabriel Ortiz

  En el Foro de Sao Paulo de 2003, Eduardo Galeano, conspicuo crítico social uruguayo reconocido mundialmente por la autoría de "Las Venas Abiertas de América Latina", nos decía que el fenómeno de la globalización, de la economía tutelada por intereses y toda esta compleja teoría del internacionalismo “liberal” padecían de severas lumbreras distópicas que colocaban en evidencia su “atroz” naturaleza y brutal incapacidad resolutoria frente a las distintas problemáticas que aquejaban a la agenda mundial.
  
 Los comentarios de Galeano afloraban al calor de la elección de un candidato presidencial sindicalista en Brasil, hecho que a su vez convivía con la consumación de la invasión del trío de las Azores en Irak, que no por su apogeo dejo de ostentar resistencia en la sociedad civil, acaeciendo vehementes manifestaciones anti belicistas en Roma, Londres, Madrid y Nueva York (Las más numerosas hasta 2003, por cierto). El contraste que Galeano logró construir entre el discurso político que se pronunciaba en la ONU y la realidad caracterizada por un pronunciado descontento viral, redujo al absurdo lógico toda la tesis contemporánea del “Internacionalismo y la Globalización”.

 Era contradictorio, que los cinco países que tenían el monopolio del mercado armamentístico mundial fueran, casualmente, los cinco Estados vetantes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, última instancia posible según el ordenamiento jurídico internacional en la preservación y mantenimiento de la paz. Era contradictorio que el poder del voto en el Fondo Monetario Internacional estuviese determinado por el crecimiento económico de cada país cuando el fin último de la mencionada institución internacional era precisamente la ayuda económica a los países que ni podían plantearse la idea de un “crecimiento económico”. Era contradictorio que la Organización Mundial del Comercio, en aras de garantizar una igualdad democrática otorgándoles a través de sus estatutos el poder de voto a todos los Estados miembros, nunca hubiese tenido el brío de votar si quiera por una decisión de impacto comercial, limitándose a ser espectadores inamovibles en un mercado finito donde a resumidas cuentas los más grandes no dejaban espacio para los pequeños. ¿A qué queremos llegar? Sencillo, era, y es contradictorio que el Derecho Internacional Público desahucie su norte esencial, aquel de la protección de los derechos y respeto a las garantías que deben tener los Estados frente a sus ciudadanos, al rendirse y superponer los intereses de terceros, llámese Gobierno, potencia mundial o Fondo Monetario Internacional, por encima de los derechos y las garantías antes mencionados.

Existe, en este sentido, una relación inversa entre la letra del articulado de los convenios internacionales que propugnan la igualdad de los sujetos de derecho ante la ley, la protección de la paz, la cooperación, la ayuda política, económica humanitaria, entre otros; y la realidad de los organismos que hacen vida en el derecho internacional en el marco del ejercicio sus funciones, en otras palabras, una cosa era el discurso, y otra la praxis. Vale decir, que entran en una relación dicotómica y opuesta.

 Queremos aclarar, antes de continuar con el análisis, que gran parte del tratamiento que Galeano hilvana no se identifica con los criterios que nosotros abrazamos, empero, resulta tremendamente interesante analizar las razones que lo motivaron a llegar a tan polémicas conclusiones, que si algo tienen de verdad, es su enunciación y razonamiento. La mayor critica que se le puede atribuir al sistema de derecho internacional público, y es algo de lo que ningún organismo del Bretton Woods se salva, es el hecho de montarle un pedestal cuidadosamente elaborado, no al imperio de la ley, sino al señorío de los intereses elitistas. Ello es vital tenerlo presente durante nuestro viaje sobre el Foro Social Mundial, su funcionamiento, historia y fuente motora de innovación en nuestra Universidad.

 La reivindicación de luchas ideológicas en el los albores del Siglo XXI dejaron constancia de que el Foro Social Mundial no era más que un preludio a profundos cambios, no dirigidos a lo político, sino a las reivindicaciones sociales que se avecinaban. La tesis de Francis Fukuyama del “Fin de la Historia y el Último Hombre” parecía encontrar impertinencia y una sustancia teórica carente de validez.

No obstante, este “reivindicación de hechos sociales” proponía que la comunidad global se remitiese a épocas que parecían ser propias de un momento histórico distinto al actual (por ventura que esa era una de las proposiciones de Fukuyama que logra trascender las tremebundas criticas que desquebrajaron al “Fin de la Historia”). Las realidades mutan, no es lógico que una cuestión tan propia de otra “era” se adapte a una situación donde ya no es adaptable, y sin embargo lo hizo, y (ahora si utilizaremos el verbo en presente) lo “está” haciendo, y no en el marco de una batalla ideológica reduccionistas que coloque a A) Liberalismo a mediarse contra B) Sistema Social, eso sí que ya no está dentro del recuadro de la “compatibilidad”, sino mas bien, es un desafío expreso al determinismo que supuso la idea del triunfo globalizador con Fukuyama.

De allí que el FSM adopte la expresión “otro mundo es posible”, ya que, muy a la par de las doctrinas izquierdistas monistas, le otorgan un voto de confianza a Fukuyama reconociendo que, en efecto, esa historia donde el hombre sacio sus necesidades y deseos a través de la economía, coloquialmente hablando, cesó, y por ende, con las reivindicaciones sociales, se originó un “mundo nuevo” que si bien aún no se consuma, está encausado en el propósito de hacerlo.

Hemos colocado sobre la mesa una serie de conceptos y teorías, pero no nos queda claro el axioma del asunto, pues, aun no hemos llegado a definir que es el Foro Social Mundial, comencemos por allí, plantémonos la pregunta ¿Qué es el Foro Social Mundial? Naturalmente, es un evento transnacional, con un régimen de celebración anual, donde participan una variedad importante de sectores de la sociedad mundial en miras de fundar un clima de debate e intercambio de criterios que funja como motor de resoluciones de conflictos globales de cuyas consecuencias se desprende una exigencia de enfoques distintos al que atribuye el sistema de derecho internacional convencional, esto es, una organización sin ataduras de ningún tipo, que pretende crear una suerte de “entidad internacional” completamente ajena a las organizaciones, organismos y sujetos que conforman al status quo del internacionalismo. Busca además vituperar el fenómeno de la globalización y el subsecuente reparto desigual de la riqueza mundial, exigiendo que los recursos impacten donde deben impactar “donde se necesita que impacten” y no donde las grandes elites aristocráticas determinan que deben impactar.
  
  Las resoluciones del Foro son meramente enunciativas, es decir, son como cualquier documento que podría hacer alguna ONG exigiendo que se cumplan determinados derechos, presentándola ante las instituciones pertinentes para esa tarea, sin embargo, que la ONG tenga la pretensión de hacer valer esos derechos no significa que efectivamente sus exigencias vayan a ser sustanciadas, consumadas y avaladas conforme a derecho, sin embargo, en el caso concreto del FSM, el peso internacional que acarrean sus resoluciones, mas aún tomando en consideración la participación de personajes de alto renombre como Noam Chomsky, Julian Assange y el propio Galeano, hace que sus apreciaciones sean más que simples y vulgares opiniones.

  No es coincidencia que colide la ceremonia del FSM con el Foro Económico Mundial que se lleva a cabo en Davos, Suiza; de hecho, parte fundamental de la historia del foro es el presupuesto de cumplir un rol claro y evidente de “antítesis”. Cual hipótesis de nulidad, fue intencionalmente dispuesto en ese momento para que, según ellos, “Al mismo tiempo que en Davos participan los banqueros, en Sao Paulo, Porto Alegre, Bombay, Nairobi, Dakar, Belem, Caracas y Túnez, nos reunimos los ciudadanos

 Nosotros, desde el Centro de Estudiantes de la Universidad Católica Andrés Bello, queremos hacer una salvedad importante, y es que, como comente más arriba, no convenimos con ver la realidad del mismo modo que el FSM y sus participantes lo hacen (ergo, tampoco coincidimos con su método resolutorio) pero si creemos, que si algo es realmente peligroso (mas aún desde las universidades que supuestamente deben de velar por defender ese principio axiológico tan valioso como el de la “universalidad”) es el hecho de vislumbrar la realidad desde una perspectiva unilateral, absoluta, excluyente y reduccionista; eso, en escenario alguno, es compatible con la “Universidad” y si ase fuese el caso, pues, los que estamos en ellas deberíamos replantearnos cosas importantes.
 En este sentido, resulta mezquino de nuestra parte adaptarnos a un único “lummen sub quo”, es necesario mas bien, y ello si queremos llegar a la sociedad de la que tanto hablamos en los pasillos de la Universidad, no ser miopes voluntarios, y nos excusamos por el uso de la expresión, pero es que en breves términos esos somos si nos acogemos a la unilateralidad académica “miopes voluntarios”, deterministas y arrogantes, que se niegan a ver la totalidad de los asuntos que puede contener un mismo problema. No nos damos la oportunidad de comprender la “otra cara de la moneda”, pues, es solo a partir del momento en que entendemos aquello con lo que creemos no coincidir, que empezamos a no coincidir, o incluso, quizá, a convenir.

  Es precisamente de ese principio, denomínese alteridad, capacidad crítica o amplitud del análisis, que arribamos a una conclusión que nos pareció, desde el CEDUCAB, ineludible. Teníamos el deber de traer a nuestra casa de estudios un proyecto, que en su esencia, estuviese lo más alejado posible de la congruencia y los “comunes denominadores” que poseen los aparatos críticos y académicos de la Universidad, aún cuando ya de por sí son bastante variados, insistimos en buscar a la universalidad de nuevo, era ilógico que se divorciara de la Universidad. Debemos aclarar que esto que ahora les exponemos, no solo innovó, sino que reivindicó.

  Basándonos en el formato de debate de los Modelos de Naciones Unidas y además, tomando como cimiento el aspecto material del Foro de Sao Paulo, comenzamos a desarrollar la 1era Edición del Modelo del Foro Social Mundial. Quisimos acercarnos lo más posible a la realidad jurídica y evitar diatribas políticas prescindibles, por lo que, no nos limitamos a simular las discusiones que se producen en el seno del Foro anual, sino que viajamos a los “subforos” que posee el FSM, esto es, que además del Foro central que  acaece todos los años, existen los llamados “Foros Regionales” y los “Foros Temáticos”, estos últimos, fueron creados con el objeto de facilitar un tratamiento más intimo a cuestiones profundamente especificas que, dada la amplitud y generalidad de los temas abordados por el Foro Central, resultaban imposibles de tocar con absoluto detalle, por lo que, se resolvió crear los mencionados Foros Temáticos.

  Entre ellos destaca el famoso Foro Mundial de los Jueces, un espacio de debate, deliberación y crítica que reúne a los operadores jurídicos más notorios de los sistemas judiciales de la multitud de Estados que forman parte del FSM. Las declaraciones, cuando menos, controversiales de los jueces asistentes le han privilegiado con un papel protagónico en los últimos años, vale recordar, su férrea posición tras el golpe de Estado de 2009 en Honduras que terminó por derrocar al entonces presidente, Manuel Zelaya. El Foro Mundial de los Jueces en aquella ocasión no vacilo en emitir fuertes críticas que se sostuvieron en las doctrinas Betancourt y Stimson del reconocimiento internacional entre Estados.

  En este sentido, el Foro Mundial de los Jueces ha sido duramente vituperado por considerar que la imparcialidad de los jueces que lo conforman ostenta una marcada dependencia de corte ideológico. El Foro ha tardado en replicar, estableciendo que la mayoría de los ordenamientos jurídicos actuales ya padecían de una ideologización liberal, por lo que, el planteamiento de un sistema de justicia alternativo era, no solo correcto, sino indefectible.

  Tomando en consideración todas estas ideas, los días 23 y 24 de octubre de 2015 consumamos la celebración del 1er Modelo del Foro Social Mundial, el primero en su tipo en Venezuela y además, en toda Latinoamérica. Fueron dos días de debate arduos, en donde los participantes, estudiantes de derecho de la UCAB de distintos niveles, debieron colocarse en los zapatos de los Jueces que conforman al FSM y debatir tal y como se hace en la realidad. Contemplaron temas de una vigencia colosal en nuestra realidad, tales como la Independencia del Poder Judicial y el estudio de las amenazas tecnológicas frente a los DDHH.

  El último día de debate, el Foro emitió un informe donde resolvía, en cuanto al tema de la independencia judicial, crear medidas de protección para los operadores jurídicos, sobretodo en el escenario que estos tuviesen que enfrentar casos difíciles (para ello se basaron en la tesis del jurista norteamericano, Ronald Dworkin, de su obra “Los Derechos en serio”) y además, acordaron acoger, a modo de recomendación, la figura de los Jueces Vitalicios, tal y como ocurre en muchos países europeos y en la Corte Suprema de los Estados Unidos.

  Reconocieron además que existen puntos inalcanzables dentro del control que los Estados puedan practicar en el ejercicio de la concentración del derecho de parte de los jueces, llegando a concluir que la figura del Juez es, sin duda alguna,  bifaceticas, pues, no es lo mismo el ciudadano que tiene la investidura de Juez y se ejerce como tal, al ciudadano que llamamos Juez pero que tiene una vida común y corriente, ya que este último, está sometido a una serie de presiones distintas a las del sistema de justicia, que pueden, ineludiblemente, llegar a influenciar las decisiones que tome el Juez en el marco de su investidura (quede claro que la diferencia aquí esbozada es meramente teórica, ya que se refiere a la misma persona).

 Queremos, en este sentido, agradecer enormemente a todos los jóvenes entusiastas que formaron parte de este evento piloto, que como dejamos claro desde un principio, buscó y consiguió con éxito que la comunidad estudiantil se involucrara con una visión totalmente disímil, y que muy a pesar de que no creyeran o compartieran lo que pronunciaban en sus discursos los días del debate, lo hicieran como si fueran sus ideales propio.

Por fin, ¡ha vuelto la universalidad!


Gabriel Ortiz
Mail: gjortizc@gmail.com
Twitter: @gabo96ortiz
Estudiante de Derecho UCAB. Miembro del Centro de Estudiantes de Derecho.