por Eduardo J. Couture (Montevideo, Uruguay, 1904 – 1956)
I. Estudia. El Derecho se tranforma constantemente. Si no
sigues sus pasos, serás cada día un poco menos Abogado.
II. Piensa. El Derecho se aprende estudiando, pero se ejerce pensando.
III. Trabaja. La Abogacía es una ardua fatiga puesta al servicio
de las causas justas.
IV. Lucha. Tu deber es luchar
por el Derecho, pero el día que encuentres en conflicto el Derecho con la Justicia,
lucha siempre por la Justicia.
V. Sé leal. Leal con tu
cliente, al que no debes abandonar hasta que comprendas que es indigno de ti.
Leal para con el adversario, aún cuando él sea desleal contigo. Leal para con
el Juez, que ignora los hechos y debe confiar en lo que tú le dices; y que, en
cuanto al Derecho, alguna que otra vez, debe confiar en el que tú le invocas.
VI. Tolera. Tolera la verdad
ajena en la misma medida en que quieres que sea tolerada la tuya.
VII. Ten paciencia. En el
Derecho, el tiempo se venga de las cosas que se hacen sin su colaboración.
VIII. Ten fe. Ten fe en el
Derecho, como el mejor instrumento para la convivencia humana; en la Justicia,
como destino normal del Derecho, en la Paz como sustituto bondadoso de la
Justicia; y sobre todo, ten fe en la Libertad, sin la cual no hay Derecho, ni
Justicia, ni Paz.
IX. Olvida. La Abogacía es una
lucha de pasiones. Si en cada batalla fueras llenando tu alma de rencor,
llegará un día en que la vida será imposible para ti. Concluido el combate,
olvida tan pronto tu victoria como tu derrota.
X. Ama tu
profesión. Trata de considerar la Abogacía de tal manera que el día que tu
hijo te pida consejo sobre su destino, consideres un honor para ti proponerle
que sea Abogado.
excelente ese decalogo, muy impulsador
ResponderEliminarMuy interesante tu entrada.
ResponderEliminarUn saludo
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