Por Gabriel Ortiz
En el Foro de Sao Paulo
de 2003, Eduardo Galeano, conspicuo crítico social uruguayo reconocido
mundialmente por la autoría de "Las Venas Abiertas de América
Latina", nos decía que el fenómeno de la globalización, de la economía tutelada
por intereses y toda esta compleja teoría del internacionalismo “liberal”
padecían de severas lumbreras distópicas que colocaban en evidencia su “atroz”
naturaleza y brutal incapacidad resolutoria frente a las distintas
problemáticas que aquejaban a la agenda mundial.
Los comentarios
de Galeano afloraban al calor de la elección de un candidato presidencial
sindicalista en Brasil, hecho que a su vez convivía con la consumación de la
invasión del trío de las Azores en Irak, que no por su apogeo dejo de ostentar
resistencia en la sociedad civil, acaeciendo vehementes manifestaciones anti
belicistas en Roma, Londres, Madrid y Nueva York (Las más numerosas hasta 2003,
por cierto). El contraste que Galeano logró construir entre el discurso
político que se pronunciaba en la ONU y la realidad caracterizada por un
pronunciado descontento viral, redujo al absurdo lógico toda la tesis
contemporánea del “Internacionalismo y la Globalización”.
Era contradictorio, que los cinco países que
tenían el monopolio del mercado armamentístico mundial fueran, casualmente, los
cinco Estados vetantes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, última
instancia posible según el ordenamiento jurídico internacional en la
preservación y mantenimiento de la paz. Era contradictorio que el poder del voto
en el Fondo Monetario Internacional estuviese determinado por el crecimiento
económico de cada país cuando el fin último de la mencionada institución
internacional era precisamente la ayuda económica a los países que ni podían
plantearse la idea de un “crecimiento económico”. Era contradictorio que la
Organización Mundial del Comercio, en aras de garantizar una igualdad
democrática otorgándoles a través de sus estatutos el poder de voto a todos los
Estados miembros, nunca hubiese tenido el brío de votar si quiera por una decisión
de impacto comercial, limitándose a ser espectadores inamovibles en un mercado
finito donde a resumidas cuentas los más grandes no dejaban espacio para los
pequeños. ¿A qué queremos llegar? Sencillo, era, y es contradictorio que el
Derecho Internacional Público desahucie su norte esencial, aquel de la
protección de los derechos y respeto a las garantías que deben tener los
Estados frente a sus ciudadanos, al rendirse y superponer los intereses de
terceros, llámese Gobierno, potencia mundial o Fondo Monetario Internacional,
por encima de los derechos y las garantías antes mencionados.
Existe, en este sentido, una relación inversa
entre la letra del articulado de los convenios internacionales que propugnan la
igualdad de los sujetos de derecho ante la ley, la protección de la paz, la
cooperación, la ayuda política, económica humanitaria, entre otros; y la
realidad de los organismos que hacen vida en el derecho internacional en el
marco del ejercicio sus funciones, en otras palabras, una cosa era el discurso,
y otra la praxis. Vale decir, que entran en una relación dicotómica y opuesta.
Queremos aclarar, antes de continuar con el
análisis, que gran parte del tratamiento que Galeano hilvana no se identifica
con los criterios que nosotros abrazamos, empero, resulta tremendamente
interesante analizar las razones que lo motivaron a llegar a tan polémicas
conclusiones, que si algo tienen de verdad, es su enunciación y razonamiento. La
mayor critica que se le puede atribuir al sistema de derecho internacional
público, y es algo de lo que ningún organismo del Bretton Woods se salva, es el
hecho de montarle un pedestal cuidadosamente elaborado, no al imperio de la
ley, sino al señorío de los intereses elitistas. Ello es vital tenerlo presente
durante nuestro viaje sobre el Foro Social Mundial, su funcionamiento, historia
y fuente motora de innovación en nuestra Universidad.
La reivindicación de luchas ideológicas en el
los albores del Siglo XXI dejaron constancia de que el Foro Social Mundial no
era más que un preludio a profundos cambios, no dirigidos a lo político, sino a
las reivindicaciones sociales que se avecinaban. La tesis de Francis Fukuyama
del “Fin de la Historia y el Último Hombre” parecía encontrar impertinencia y
una sustancia teórica carente de validez.
No obstante, este “reivindicación de hechos
sociales” proponía que la comunidad global se remitiese a épocas que parecían
ser propias de un momento histórico distinto al actual (por ventura que esa era
una de las proposiciones de Fukuyama que logra trascender las tremebundas
criticas que desquebrajaron al “Fin de la Historia”). Las realidades mutan, no
es lógico que una cuestión tan propia de otra “era” se adapte a una situación
donde ya no es adaptable, y sin embargo lo hizo, y (ahora si utilizaremos el
verbo en presente) lo “está” haciendo, y no en el marco de una batalla
ideológica reduccionistas que coloque a A) Liberalismo a mediarse contra B)
Sistema Social, eso sí que ya no está dentro del recuadro de la
“compatibilidad”, sino mas bien, es un desafío expreso al determinismo que
supuso la idea del triunfo globalizador con Fukuyama.
De allí que el FSM adopte la expresión “otro
mundo es posible”, ya que, muy a la par de las doctrinas izquierdistas
monistas, le otorgan un voto de confianza a Fukuyama reconociendo que, en
efecto, esa historia donde el hombre sacio sus necesidades y deseos a través de
la economía, coloquialmente hablando, cesó, y por ende, con las
reivindicaciones sociales, se originó un “mundo nuevo” que si bien aún no se
consuma, está encausado en el propósito de hacerlo.
Hemos colocado sobre la mesa una serie de
conceptos y teorías, pero no nos queda claro el axioma del asunto, pues, aun no
hemos llegado a definir que es el Foro Social Mundial, comencemos por allí,
plantémonos la pregunta ¿Qué es el Foro Social Mundial? Naturalmente, es un
evento transnacional, con un régimen de celebración anual, donde participan una
variedad importante de sectores de la sociedad mundial en miras de fundar un
clima de debate e intercambio de criterios que funja como motor de resoluciones
de conflictos globales de cuyas consecuencias se desprende una exigencia de
enfoques distintos al que atribuye el sistema de derecho internacional
convencional, esto es, una organización sin ataduras de ningún tipo, que
pretende crear una suerte de “entidad internacional” completamente ajena a las
organizaciones, organismos y sujetos que conforman al status quo del
internacionalismo. Busca además vituperar el fenómeno de la globalización y el
subsecuente reparto desigual de la riqueza mundial, exigiendo que los recursos
impacten donde deben impactar “donde se necesita que impacten” y no donde las
grandes elites aristocráticas determinan que deben impactar.
Las resoluciones del Foro son meramente
enunciativas, es decir, son como cualquier documento que podría hacer alguna
ONG exigiendo que se cumplan determinados derechos, presentándola ante las
instituciones pertinentes para esa tarea, sin embargo, que la ONG tenga la
pretensión de hacer valer esos derechos no significa que efectivamente sus
exigencias vayan a ser sustanciadas, consumadas y avaladas conforme a derecho,
sin embargo, en el caso concreto del FSM, el peso internacional que acarrean
sus resoluciones, mas aún tomando en consideración la participación de
personajes de alto renombre como Noam Chomsky, Julian Assange y el propio
Galeano, hace que sus apreciaciones sean más que simples y vulgares opiniones.
No es coincidencia que colide la ceremonia del
FSM con el Foro Económico Mundial que se lleva a cabo en Davos, Suiza; de
hecho, parte fundamental de la historia del foro es el presupuesto de cumplir
un rol claro y evidente de “antítesis”. Cual hipótesis de nulidad, fue
intencionalmente dispuesto en ese momento para que, según ellos, “Al mismo tiempo que en Davos participan los
banqueros, en Sao Paulo, Porto Alegre, Bombay, Nairobi, Dakar, Belem, Caracas y
Túnez, nos reunimos los ciudadanos”
Nosotros, desde el Centro de Estudiantes de la
Universidad Católica Andrés Bello, queremos hacer una salvedad importante, y es
que, como comente más arriba, no convenimos con ver la realidad del mismo modo
que el FSM y sus participantes lo hacen (ergo, tampoco coincidimos con su
método resolutorio) pero si creemos, que si algo es realmente peligroso (mas aún
desde las universidades que supuestamente deben de velar por defender ese
principio axiológico tan valioso como el de la “universalidad”) es el hecho de
vislumbrar la realidad desde una perspectiva unilateral, absoluta, excluyente y
reduccionista; eso, en escenario alguno, es compatible con la “Universidad” y
si ase fuese el caso, pues, los que estamos en ellas deberíamos replantearnos
cosas importantes.
En este sentido, resulta mezquino de nuestra
parte adaptarnos a un único “lummen sub quo”, es necesario mas bien, y ello si
queremos llegar a la sociedad de la que tanto hablamos en los pasillos de la
Universidad, no ser miopes voluntarios, y nos excusamos por el uso de la
expresión, pero es que en breves términos esos somos si nos acogemos a la
unilateralidad académica “miopes voluntarios”, deterministas y arrogantes, que
se niegan a ver la totalidad de los asuntos que puede contener un mismo
problema. No nos damos la oportunidad de comprender la “otra cara de la
moneda”, pues, es solo a partir del momento en que entendemos aquello con lo
que creemos no coincidir, que empezamos a no coincidir, o incluso, quizá, a
convenir.
Es precisamente de ese principio, denomínese
alteridad, capacidad crítica o amplitud del análisis, que arribamos a una
conclusión que nos pareció, desde el CEDUCAB, ineludible. Teníamos el deber de
traer a nuestra casa de estudios un proyecto, que en su esencia, estuviese lo
más alejado posible de la congruencia y los “comunes denominadores” que poseen
los aparatos críticos y académicos de la Universidad, aún cuando ya de por sí
son bastante variados, insistimos en buscar a la universalidad de nuevo, era
ilógico que se divorciara de la Universidad. Debemos aclarar que esto que ahora
les exponemos, no solo innovó, sino que reivindicó.
Basándonos en el formato de debate de los
Modelos de Naciones Unidas y además, tomando como cimiento el aspecto material
del Foro de Sao Paulo, comenzamos a desarrollar la 1era Edición del Modelo del
Foro Social Mundial. Quisimos acercarnos lo más posible a la realidad jurídica
y evitar diatribas políticas prescindibles, por lo que, no nos limitamos a
simular las discusiones que se producen en el seno del Foro anual, sino que
viajamos a los “subforos” que posee el FSM, esto es, que además del Foro
central que acaece todos los años, existen
los llamados “Foros Regionales” y los “Foros Temáticos”, estos últimos, fueron
creados con el objeto de facilitar un tratamiento más intimo a cuestiones
profundamente especificas que, dada la amplitud y generalidad de los temas abordados
por el Foro Central, resultaban imposibles de tocar con absoluto detalle, por
lo que, se resolvió crear los mencionados Foros Temáticos.
Entre ellos destaca el famoso Foro Mundial de
los Jueces, un espacio de debate, deliberación y crítica que reúne a los
operadores jurídicos más notorios de los sistemas judiciales de la multitud de
Estados que forman parte del FSM. Las declaraciones, cuando menos,
controversiales de los jueces asistentes le han privilegiado con un papel
protagónico en los últimos años, vale recordar, su férrea posición tras el
golpe de Estado de 2009 en Honduras que terminó por derrocar al entonces
presidente, Manuel Zelaya. El Foro Mundial de los Jueces en aquella ocasión no
vacilo en emitir fuertes críticas que se sostuvieron en las doctrinas Betancourt
y Stimson del reconocimiento internacional entre Estados.
En este sentido, el Foro Mundial de los Jueces
ha sido duramente vituperado por considerar que la imparcialidad de los jueces
que lo conforman ostenta una marcada dependencia de corte ideológico. El Foro
ha tardado en replicar, estableciendo que la mayoría de los ordenamientos
jurídicos actuales ya padecían de una ideologización liberal, por lo que, el
planteamiento de un sistema de justicia alternativo era, no solo correcto, sino
indefectible.
Tomando en consideración todas estas ideas,
los días 23 y 24 de octubre de 2015 consumamos la celebración del 1er Modelo
del Foro Social Mundial, el primero en su tipo en Venezuela y además, en toda
Latinoamérica. Fueron dos días de debate arduos, en donde los participantes, estudiantes
de derecho de la UCAB de distintos niveles, debieron colocarse en los zapatos
de los Jueces que conforman al FSM y debatir tal y como se hace en la realidad.
Contemplaron temas de una vigencia colosal en nuestra realidad, tales como la
Independencia del Poder Judicial y el estudio de las amenazas tecnológicas
frente a los DDHH.
El último día de debate, el Foro emitió un
informe donde resolvía, en cuanto al tema de la independencia judicial, crear
medidas de protección para los operadores jurídicos, sobretodo en el escenario
que estos tuviesen que enfrentar casos difíciles (para ello se basaron en la
tesis del jurista norteamericano, Ronald Dworkin, de su obra “Los Derechos en serio”)
y además, acordaron acoger, a modo de recomendación, la figura de los Jueces
Vitalicios, tal y como ocurre en muchos países europeos y en la Corte Suprema
de los Estados Unidos.
Reconocieron además que existen puntos
inalcanzables dentro del control que los Estados puedan practicar en el
ejercicio de la concentración del derecho de parte de los jueces, llegando a
concluir que la figura del Juez es, sin duda alguna, bifaceticas, pues, no es lo mismo el ciudadano
que tiene la investidura de Juez y se ejerce como tal, al ciudadano que
llamamos Juez pero que tiene una vida común y corriente, ya que este último,
está sometido a una serie de presiones distintas a las del sistema de justicia,
que pueden, ineludiblemente, llegar a influenciar las decisiones que tome el
Juez en el marco de su investidura (quede claro que la diferencia aquí esbozada
es meramente teórica, ya que se refiere a la misma persona).
Queremos, en este sentido, agradecer enormemente
a todos los jóvenes entusiastas que formaron parte de este evento piloto, que
como dejamos claro desde un principio, buscó y consiguió con éxito que la
comunidad estudiantil se involucrara con una visión totalmente disímil, y que
muy a pesar de que no creyeran o compartieran lo que pronunciaban en sus
discursos los días del debate, lo hicieran como si fueran sus ideales propio.
Por fin, ¡ha vuelto la universalidad!
Gabriel Ortiz
Mail: gjortizc@gmail.com
Twitter: @gabo96ortiz
Estudiante de Derecho UCAB. Miembro del Centro de Estudiantes de Derecho.